Con el dedo en el ombligo

Anoche vi los 80 durante un rato. Es una buena serie, bien echa, pero ¿porqué todo tiene que ser tan pero tan triste? llenar de simbolismos y nostalgia escenas que van acompañadas por un violín depresivo terminan agotando. La actuación de Fiarías como el viejito pinochetista que atiende un pequeño negocio de barrio es genial , cuando el aparece en escena es como una ventana que se abre en una pieza que lleva demasiado tiempo sin ventilación.
Mi mama es fanática de la serie y no se la pierde. Dice que es de su época, que hay hartas cosas que aparecen ahí que le tocó vivir. Vimos la serie mi mama mi hermana y yo. hasta que termine en mi pieza, echando de menos Tolerancia Cero en Chilevision, que a esa hora daba otro de esos programas de niños-que-se-peinan-como-adultos-con-buena-capacidad-para-memorizar-datos. En el Mega CQC está peor que nunca. Vi a Guerrero molestando a Ramón Fiarías saliendo de la clínica en silla de ruedas, porque le faltaban 7 costillas. Terminé viendo el show de goles. porque es todo lo básico que podemos ser los hombres. Fútbol y mujeres mostrando culos. Sin culpas. Sin pretensiones. Es muy gracioso ese programa, yo le agregaría un bar y alguna figura futbolera siendo entrevistada por Bianchi, mientras las modelos sirven tragos y bailan el caño, completando la trilogía primitiva masculina: fubol, mujeres y alcohol.

las putas mafias

Tengo un ojo morado. Iba pasando por afuera de uno de esos pubs de Republica, alguien que estaba acompañado de un grupo de amigos me pidió un cigarro, como no tenía, se enojaron y terminé con un ojo hinchado, con sangre en la boca, sentado al borde de una vereda, escuchando sus risas de fondo. Aveces solo se puede hablar por la herida.
Las calles comienzan a quedar un poco mas vacías, el metro mas soportable. Las vacaciones, por suerte, hacen que transiten menos estudiantes apatotados, riéndose fuerte, molestando, haciendo cualquier cosa para que el resto los mire, aunque sean vistos con desprecio. Pero esas mismas personas que en grupo se sienten dueñas del mundo, al quedarse solas, sin estar rodeadas por una tropa de secuases que les brindan una supuesta seguridad, se transforman automaticamente en seres grices, tímidos, que caminan como pidiéndo permiso por la calle. Hay gente que solo se expresa cuando anda en grupo o está borracha.
Ocurre lo mismo cuando los hinchas futboleros le gritan al mundo, de forma eufórica, su devoción por el club que los valida, pero muchos, cuando es lunes y se quedan sin sus compañeros de barra, llegado el momento de pedir trabajo o hacer algo para ganar oportunidades, se quedan mudos. Paralizados. Cuando estan solos pierden la voz, justo cuando mas la necesitan.
La prepotencia, las burlas, la superioridad que irradian ciertos grupos, hace pensar que algunas personas estuvieran esperando la ocacion, reunir las condiciones, para actuar como son de verdad o vengarse de todos. Pero a la larga es solo la codependencia de siempre. Piensan que sin ayuda, sin algo extra, nadie los tomaría en cuenta, porque se sienten poca cosa. Error. Dejarán de ser poca cosa cuando le pierdan el miedo a anfrentarse por sus propios medios al resto, cuando si es que deciden pertenecer a un grupo o generar alianzas, sea por causas que realmentente valgan la pena.
Tirar una piedra en medio de una masa, mechonear, ir de troll en internet, hacer bulling en el colegio, criticar en forma anónima, es el equivalente a esconderse en las faldas de la mamá despues de hacer algo malo. Es cobardía pura. Debilidad disfrazada de matonaje.
Actuar de una forma estando solos y de otra con gente o cuando nadie ve, es la forma mas sospechosa de bipolaridad.
Ya no me duele tanto el ojo. Al final es solo un detalle comparado a moverse en pandillas, donde todos terminan hablando parecido, pensando parecido, vistiéndose parecido, convirtiéndose en personas intercambiables, sin identidad, eso para mi es algo mucho peor a tener un ojo hinchado y sangre en la boca

Jorge.

Un día cualquiera, alguien que quieres, alguien que necesitas, desaparece de tu vida para siempre. Sabes que no lo volverás a ver nunca mas, aunque quieras, y que su recuerdo la mayoría de las veces afecta porque te hace sentir menos acompañado para enfrentar todo lo que viene. Mi papa murió un 14 de diciembre del 2004, de un infarto. Había cumplido 50 años hace dos semanas. Fue la primera navidad en que mi hermana, mi mama y yo, lo pasábamos sin él.
Igual en esa fecha nos hicimos regalos, conversamos, nos reímos y cocinamos cosas ricas, pero nunca es lo mismo cuando se sabe que en la mesa hay un puesto que antes ocupaba alguien cercano y que de un día para otro queda vacío.
Vivíamos en Concepción. Ese verano lo pase solo en mi casa la mayor parte del tiempo. Mi familia decidió pasar las vacaciones en Santiago, donde están repartidos las mayoría de nuestros parientes y es donde vivimos los tres actualmente. Yo preferí quedarme solo, ver tele hasta tarde, comer lo que quisiera, ir a la playa, bien temprano, cuando no hace calor ni hay gente. Echaba en mi mochila galletas, una coca cola y algo para leer, y me tiraba de espalda escuchando las olas caer en la orilla.
En ese momento, ver el mar, enorme, interminable, hacia que la mayoría de mis pensamientos perdieran importancia. Me sentía pequeño, poca cosa, casi confundible con la arena.
Dentro de poco vamos a decorar el árbol, comer pan de pascua y tomar cola de mono. Alguien no va a estar para disfrutarlo. No importa:Papá, escribir todo esto es solo otra extraña forma que tengo para hacerte un regalo y mandarte un abrazo.

Ruido externo

Nos cambiamos de casa hace poco. Escribo todo esto desde un lugar que recién empiezo a conocer. No muy lejos de acá alguien toca la batería. No me molesta. Podría ser yo. Veranos atrás me pasaba el día entero moviendo las baquetas, todo transpirado, haciéndolo mal y equivocándome, pero eso no es tan importante, porque en el rock, como en la vida, aveces algo falla, aveces las cosas no están bien, no son como nos gustaría que fueran. Lidiar con eso, arreglárselas de la manera mas honesta posible, es la actitud rock que tanto echo de menos. Un baterista no muy lejos de aquí no toca demasiado bien, pero le pega con el alma.

Veo varias cajas con libros que tengo que ordenar en mi nueva pieza. Pero me da lata hacerlo. Lo dejo para después. La flojera de siempre. El enemigo interno que tengo que enfrentar en forma cotidiana y siempre me termina derrotando. Todos llevamos un enemigo dentro. Todos tenemos alguien a quien vencer.
Ahora es solo ordenar cajas con libros, otras veces, son cosas mucho mas importantes, y al final del día, cuando nos quedamos solos, cuando ya no podemos seguir chuteando la pelota para adelante y estamos obligados a pensar en lo que no queríamos pensar, las cosas se agrandan. Es como estar acostado sin absolutamente nada de ruido exterior, como si el mundo se hubiese detenido por un momento, y nos volcamos hacia nosotros mismos porque no queda otra, y sentimos hasta el mas mínimo sonido que hace nuestro organismo, el corazón palpitando como un taladro en el pecho, lo visualizamos moviéndose violento en nuestro interior, bombeando sangre a mil, tragamos saliva y los fluidos bajan ruidosos por la garganta, la mandíbula cruje, percibimos cada detalle, la respiración se hace pesada porque escuchamos el sonido del aire al meterse por la nariz, las tripas que se mueven, los dientes que chocan, la cabeza al frotar con la almohada es como una enorme avalancha que lo altera todo. Hasta que de pronto algo mínimo, como un lápiz que se cae o un zancudo deambulando en nuestra oreja, se transforman en una explosión en nuestros oídos.
Cuando nadie nos rodea las cosas se agrandan , y hasta un pequeño error puede ser como el sonido de un lápiz que se cae cuando todo estaba en silencio.
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